El fantasma de Odebrecht y las deudas pendientes del grupo Aval | Opinión

Los señores: Sarmiento Angulo, Uribe, Santos, Néstor Humberto Martínez y el actual fiscal, conocen el nombre de ese alto funcionario de la rama ejecutiva que recibió coimas de Odebrecht.

Desde que comenzó a surgir el entramado de corrupción con la multinacional brasileña Odebrecht y el Grupo Aval, y cuyo dueño es uno de los hombres más ricos en Colombia, Luis Carlos Sarmiento Angulo ¿Por qué, si se cuentan con las pruebas suficientes desde hace varios años, no hay condenados?, la respuesta es porque aquí están involucrados los poderosos que desean seguir encubriendo la verdad detrás de toda esta corruptela.

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La justicia colombiana se quedó corta en la investigación de esta trama, comenzando por el exfiscal Néstor Humberto Martínez, cuyos antiguos patrones eran los Sarmiento Angulo; él ejercía como abogado para el Grupo Aval. Cuando asumió el control de la fiscalía general, alargó el proceso y solo fue después de dos años en el cargo cuando finalmente se mostró impedido. El cinismo resulta audaz.

Foto: Tomada de Internet.

Los creadores del consorcio denominado Consol fueron Odebrecht y el Grupo Aval. Siguen aferrados a negar que nadie sabía lo que estaba sucediendo, cuando en su momento Jorge Enrique Pizano, desempeñaba el rol de controller quien fue contratado por el mismo Grupo Aval y fue el principal denunciante de los sobornos para quedarse con los proyectos.

Estos destacados empresarios no solo acordaron el pago de sobornos a través de contratos ficticios para asegurar la adjudicación de la construcción del tramo 2 de la Ruta del Sol entre Puerto Salgar, Cundinamarca, y San Roque, Antioquia. En aquel entonces, el ministro de transporte era Andrés Gallego, y su jefe era el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Tenían un plan perfectamente diseñado, ya que el primer tramo de la obra estaba en ejecución, pero deseaban aumentar sus ganancias a costillas de los colombianos. Frente a la justicia y con varios ojos ya puestos sobre ellos, contrataron al «honorable senador» Otto Bula, quien les sirvió para que estas empresas se quedaran con la construcción del tramo Ocaña – Gamarra.

En varios comunicados de prensa, el Grupo Aval y Corficolombiana negaron tener alguna relación con Odebrecht, presentándose como víctimas. Sin embargo, el tiempo transcurrió y las verdades comenzaron a emerger, exponiendo toda esa podredumbre en la que estaban involucrados.

Foto: Tomada de Internet.

El Departamento de Justicia y la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) por sus siglas en inglés de Estados Unidos asumieron la tarea de investigar y sancionar a este conglomerado y a su fiduciaria.

A pesar de esto, la astucia de estos individuos resulta sorprendente, ya que lograron llegar a un acuerdo con la justicia estadounidense en virtud de su colaboración. Sin embargo, aquí en Colombia siguen negándolo, lo cual creen que somos estúpidos.

Abramos los ojos, estos hechos son sumamente graves y lo más vergonzoso es que muchos de los detenidos por estos delitos son figuras de segundo nivel; lo que falta son las figuras principales. Vuelvo a la pregunta con la que inició esta columna: ¿por qué la fiscalía no ha continuado con los procesos y, en cambio, ha optado por cerrar investigaciones alegando falta de pruebas?

La oposición en el Congreso es un chiste. Dejen de inventar atentados imaginarios y de convocar marchas sin sentido. En lugar de ello, ejerzan control político sobre estas acusaciones y muestren un poco de empatía hacia los ciudadanos que los eligieron, en vez de seguir participando en acciones ilícitas con las mismas personas. 

Foto: Tomada de Internet.

Las opiniones expresadas por el autor, no representan la línea editorial del medio de comunicación.

Felipe Rodríguez Pérez – Periodista.

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