Daniel Alexander Martínez, una víctima de ejecución extrajudicial, fue enterrado en el cementerio de Bosa Piamonte en Bogotá el 4 de octubre de 2008. Sin embargo, la madre de Daniel, Gloria Martínez, al visitar la tumba la semana pasada, se encontró con la desagradable sorpresa de que la bóveda estaba vacía.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Gloria narra la angustiosa experiencia de llegar al cementerio con flores para su hijo y descubrir que el cuerpo había desaparecido. Ante esta situación, se recibieron respuestas que solo buscan la revictimización. Queda en evidencia que la Parroquia San Bernardino de Bosa incumplió una orden judicial relacionada con el caso.
“Duré ocho meses buscándolo. Lo encontré en Ocaña (Norte de Santander) y ahorita, otra vez, se me pierde”
Afirma Gloria Martínez.
Este joven desapareció el 6 de febrero de 2008, llevado desde Soacha (Cundinamarca) con falsas promesas de trabajo al norte del país, allí fue asesinado por militares y presentado como guerrillero muerto en combate. Aproximadamente ocho meses después, Gloria Martínez, su madre, pudo enterrar su cuerpo en el cementerio de Bosa Piamonte en Bogotá.
Las Madres de las Víctimas de Falsos Positivos (Mafapo), quienes han estado en mora con los cementerios donde reposan los cuerpos de sus hijos debido a las investigaciones en curso por las ejecuciones extrajudiciales. Sin respuestas institucionales y sin recursos para pagar, exigen que el Estado, responsable de la muerte de sus hijos, asuma la deuda con los cementerios.
Cuando Gloria fue al cementerio y no encontró el cuerpo de su hijo, denunció el hecho públicamente, y la organización de derechos humanos, Asociación Minga, respaldó la denuncia. La administración del cementerio se negó a proporcionar información sobre el paradero de los restos y solo reveló que se realizó un procedimiento debido a una deuda superior a los $5 millones.