Los sueldos de los congresistas están tan alejados de la realidad de nuestro país, son egoístas e indiferentes que se ríen en nuestra cara.
La oposición política es un derecho en toda democracia, resulta paradójico que algunos senadores permitan ahora lo que en el gobierno anterior criminalizaban, rechazaban e incluso condenaban. En ese entonces, tenían “la sartén por el mango”. Esto sugiere que la oposición, sin importar su origen, refleja que políticos buscan sus propios intereses.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!La lucha en las calles por ver quién marcha más me parece una burla y un egoísmo con lo ocurrido en años anteriores. Tenemos el derecho de manifestar nuestro desacuerdo, nuestra constitución lo protege. Algunos senadores quieren limitarnos ese derecho.
En días recientes, la senadora del partido Centro Democrático, María Fernanda Cabal, presentó un proyecto para impedir que los profesores de entidades públicas puedan participar en marchas. Resulta contradictorio que mientras ella y toda la oposición proclaman la necesidad de manifestarse en contra del gobierno de Gustavo Petro, también busquen prohibir que los profesores ejerzan su derecho. Cuidado porque así comienzan las dictaduras.

Es legítimo desempeñar ese papel de contrapeso frente al gobierno, supervisando su cumplimiento de la ley y su gestión, así como la de su gabinete. Sin embargo, lo que carece de validez es difundir verdades mezcladas con mentiras y carecer de argumentos sólidos que respalden sus afirmaciones. Su argumentación se basa en compartir noticias sesgadas y sensacionalistas. Si bien es su responsabilidad llevar a cabo debates, no deberían confundir a los ciudadanos.
Otro caso particular fue la denuncia presenta por el senador Miguel Uribe, allí denunció el bono de gasolina que le fue entregado a más de 50 congresistas, criticando el alza de los precios de la gasolina que por estos días ha sido tema de marchas, lo que olvido contar el senador es que èl y su compañera de partido también se beneficiaron de esos bonos. Sus redes sociales son utilizadas como generadoras de noticias falsas.

Los sueldos de los congresistas están tan alejados de la realidad de nuestro país, son tan egoístas e indiferentes que se ríen en nuestra cara . ¡Pobrecitos! 43 millones al mes no alcanza para nada.
La senadora del Pacto Histórico, Isabel Zuleta, con un tono preocupada afirmó que paga un arriendo de $4.000.000 millones de pesos, no pudo conseguir algo más y para hacer mercado se gasta $2.000.000 millones pesos. Sin embargo, cuando ostentan el poder, parecen olvidar que millones de colombianos viven con un salario mínimo, la demora es llegar al congreso y olvidar las causas sociales y demás problemáticas que afectan a Colombia.

Despreciar a aquellos que los eligieron es equivalente a escupir en el rostro de los votantes que se sienten marginados, engañados y enfurecidos. Esto conduce a que las cosas sigan igual de siempre, sin mencionar que en muchas ocasiones, los políticos manipulan sus maquinaciones para perpetuarse en el poder y continuar agotando los recursos de nuestro públicos.
“La unión hace la fuerza” es una frase que he escuchado durante varios años, pero como colombianos aún no hemos comprendido su verdadero poder. A veces, desde nuestra comodidad, pasamos por alto los problemas de corrupción y todos estos abusos por parte del de los que creen tener el poder. Pensamos ¿qué importa si salimos a marchar? Eso es para aquellos con necesidades o que solo buscan vandalismo. Debemos dejar de buscar excusas y buscar una unión.
No es necesario identificarse de derecha, izquierda o centro para exigir a los congresistas que cumplan con sus responsabilidades. Urge reducir los salarios de estos egoístas; no pueden continuar en una burbuja de cristal y ser intocables, mientras los ciudadanos pasan hambre y enfrentan difíciles condiciones sociales.
¡Dejen de quejarse tanto!. Pónganse en el lugar de cada colombiano y colombiana que necesitan y vieron en ustedes un un cambio para el país. Esto no es solo responsabilidad del poder ejecutivo; es un esfuerzo colectivo en el que todos participamos, sin importar el estatus o la posición social. A la final, todos somos colombianos y entre nosotros no deberíamos discriminar, sino apoyarnos mutuamente.
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