La libertad de prensa es un derecho fundamental en cualquier democracia, pero tiene límites y no podemos exigir que se respete cuando nosotros, los periodistas, pasamos esos mismos límites pensando que estamos amparados y podemos decir todo tipo de mentiras, calumnias y engaños sin que exista una consecuencia.
La crisis del periodismo no es reciente, viene acompañada con el cambio del modelo de negocio de los medios de comunicación, cuando pasaron a ser controlados por los grandes conglomerados y empresarios. Aunque a algunos les cueste admitirlo, estos dueños tienen influencia sobre lo que se publica y lo que no.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Actualmente, muchos medios tradicionales y reconocidos periodistas tratan de evadir responsabilidades, se lavan las manos y culpan al presidente Gustavo Petro por esta crisis. Sin embargo, debo reconocer que no le corresponde al presidente convertirse en jefe de redacción y corregir titulares.
Podemos no estar de acuerdo con la información que se publica en algunos medios, tenemos la posibilidad de cambiar a otros. Sin embargo, la violencia nunca puede ser justificada. Desafortunadamente, al igual que en cualquier otra profesión, existen malos periodistas que difunden noticias falsas, sensacionalistas o sesgadas. La información es poder, y algunos la venden al mejor postor o la tergiversan, olvidando nuestra responsabilidad de vigilar y denunciar los abusos del poder para mantener a la sociedad informada. Nunca debemos negociar la ética en lo que publicamos.
Es crucial una autocrítica en nuestra profesión. Nos acomodamos a solo criticar los ataques hacia la prensa sin reflexionar en el ejercicio de nuestra propia labor: ¿cómo estamos informando? Estamos inmersos en la «dictadura del clic» las audiencias cada día nos exigen mayor rigor y honestidad en la información que transmitimos.
Dejemos de victimizarnos y reconozcamos que algunos colegas están actuando de manera deshonesta y mediocre, no podemos convertirnos en escuderos y ser cómplices de ese mal periodismo. Necesitamos reflexionar de forma interna en el gremio periodístico, basta de aplaudir a aquellos que se autoproclaman defensores de la libertad de prensa de forma hipócrita.

Cuando se atacan a medios y periodistas en las redes sociales o en otros escenarios, debemos analizar estos actos desde diferentes perspectivas. No nos tomamos el tiempo y la molestia de preguntarnos por qué existe tanta furia y rechazo. Buscamos culpables en otros lugares, evitando mirar nuestras propias faltas.
No podemos seguir ignorando estas críticas; si es necesario sancionar las faltas éticas cometidas por periodistas, debemos hacerlo. No sigamos vendiendo la idea de censura cuando nos convenga. Tenemos que ser capaz de reconocer errores, salir a rectificar y rendir cuentas. Hay dos opciones: ser activistas políticos o periodistas pero no se pueden ser ambas.
Tenemos muy buenos periodistas y medios independientes que, con mucho esfuerzo, publican investigaciones que incomodan a los poderes de nuestro país, por eso debemos cuidarlos, protegerlos y apoyarlos, porque el periodismo es uno de los pilares fundamentales de una democracia, y donde la sociedad no puede llegar es ahí donde entra la labor del periodismo.
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