Traficantes de ilusiones: El negocio para atravesar el Darién | Opinión

Foto: Federico Ríos - The New York Times

La selva del Darién es un punto estratégico en la frontera de Colombia y Panamá. Esta es la única ruta terrestre que existe desde América del Sur para llegar a los EE.UU. A través de este tapón, como es conocido, arriesgan sus vidas miles de personas que van en busca de mejores oportunidades o simplemente huyen de sus propios países, que no les brindó oportunidades.

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Foto: Federico Ríos – The New York Times.


Los municipios colombianos que quedan cerca de la selva del Darién son Necoclí y Acandí. Eran pueblos tranquilos con pocos habitantes al igual que muchos otros lugares de nuestro país, olvidados por el Estado. Tienen condiciones difíciles de sobrellevar la vida cotidiana, como la falta de centros de salud, colegios, parques para los niños, seguridad, empleo. La amenaza de grupos ilegales es latente.


La cantidad de migrantes que llegan a estos municipios se hizo evidente por redes sociales, con playas y principales puertos abarrotados de personas. Las denuncias sobre la grave situación de salubridad pública comenzaron durante la pandemia en el nefasto gobierno de Duque, pero este hizo caso omiso.

Foto: Federico Ríos – The New York Times.


Nadie ha logrado controlar la cantidad de migrantes que llegan de países como Venezuela, Haití, Afganistán, entre otros, convirtiendo esta área en un punto de paso para ingresar de manera ilegal a Panamá y de allí pasan a conseguir el ‘sueño americano’ o una falsa realidad que podría convertirse en toda una pesadilla completa.


Ahora que la cantidad de migrantes se triplicó, las comunidades se organizaron y vieron la oportunidad de un negocio lucrativo. Montaron todo un sistema de economía para que todos los que quieran pasar paguen, desde el ingreso a la selva, hasta que le carguen el bolso o como dicen, un ‘paquete todo incluido’ como si fuéramos de excursión.


El compromiso por parte de los gobiernos de Colombia, EE. UU y Panamá, los cuales anunciaron medidas para mitigar el paso ilícito de personas por este lugar ha sido insuficiente. El Estado no ha llegado con propuestas sociales para la comunidad, pero sí ha creado un negocio con buenas ganancias a cambio de las necesidades de otros.

Foto: El Tiempo.


En un excelente reportaje publicado en el periódico The New York Times, los líderes sociales de estos municipios contaron a los periodistas que allí tienen una ‘economía bonita’. Dado que estamos en época de elecciones, el candidato a la alcaldía de Necoclí, Fredy Marín, en sus promesas de campaña promete continuar con este negocio, mientras que la política comienza su rumbo antiguo y conocido.

El grupo armado llamado Autodefensas Gaitanistas de Colombia o el ‘Clan del Golfo’, también tiene sus influencias allí, ya que proporcionan seguridad. Sin embargo, la Defensoría del Pueblo acusó a este grupo de ejercer una ‘gobernanza criminal’, lo que agrava aún más esta difícil situación, aumentando la criminalidad.

Foto: Federico Ríos – The New York Times.


Seguir ocultando una problemática tan grave como lo que sucede en el tapón del Darién es ser cómplice de negociar con la vida de las personas que a diario pasan por este lugar o contemplan al menos hacerlo. Se necesita establecer políticas migratorias entre todos los países. Si los ciudadanos quieren irse de su país a buscar un mejor futuro, que sea por voluntad propia, y no al contrario, que tengan que irse escapando de una realidad más peligrosa que la misma selva.