La esquiva realidad de los debates electorales | Opinión

Foto: La Silla Vacía

Salgan de sus madrigueras, de sus eventos donde solo convocan a quienes les son fieles por convicción o por algún tipo de favor. Den la cara ante esa otra ciudad que los va a cuestionar, que les hará preguntas incómodas.

La democracia se construye sobre la base de la participación ciudadana, el debate abierto y la confrontación de ideas. Uno de los pilares fundamentales para garantizar este proceso es la realización de debates electorales, donde los candidatos pueden exponer sus propuestas, responder a preguntas incómodas y demostrar su capacidad para liderar. Sin embargo, en Soacha y en otras partes del país, nos encontramos con una realidad desalentadora: algunos candidatos a la alcaldía evitan participar en estos espacios.

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Es válido que algún candidato o candidata no quiera asistir a un debate, pero me surge una pregunta sobre el compromiso con la transparencia, la rendición de cuentas y, en última instancia, con los ciudadanos que buscan líderes responsables y capaces de abordar los desafíos de la ciudadanía.

El que no asistan a estos ejercicios democráticos no perjudica al medio de comunicación o a la organización que los convoca; quien resulta perjudicada es la gente, que se queda esperando un compromiso por parte de ese aspirante. Esto contribuye a la polarización y a la percepción de que la política es un juego de estrategias, en lugar de un servicio público comprometido con el bienestar de todos.

Imagen de referencia.

Es muy fácil llenar plazas, coliseos y cualquier espacio con sus seguidores más leales que les da esa falsa ilusión de sentirse ganadores, pero la realidad es que ustedes no van a gobernar solo para ese grupo de personas. También gobiernan para aquellos que no votaron por ustedes o que simplemente optaron por no ejercer su voto, al creer que en política solo hay promesas vacías para llegar a ocupar un cargo.

Las viejas mañas no solo se heredan en el ámbito familiar, sino también en la política. En algunos casos, estas se convierten en tatuajes invisibles, donde algunos creen que las mismas estrategias que les ayudaron a llegar a otros a cargos públicos, como alcaldías o gobernaciones, les seguirán funcionando. Se equivocan le están dando una bofetada a la ciudadanía que espera sinceridad y participación en estos espacios.

Imagen de referencia.

Salgan de sus madrigueras, de sus eventos donde solo convocan a quienes les son fieles por convicción o por algún tipo de favor. Den la cara ante esa otra ciudad que los va a cuestionar, que les hará preguntas incómodas. Quieren gobernar toda una ciudad cuando solo escuchan a una parte, a aquellos que los apoyan, y dejan de lado a la otra parte.

No continúen con esas prácticas de asegurar votos a través de las necesidades de la ciudadanía, como sucedió en el caso de una funcionaria de la Alcaldía de Soacha que ofrecía bonos de comida para que siguieran la misma línea del actual alcalde de Soacha, Juan Carlos Saldarriaga, engañando a varios abuelos para que votaran por el candidato Danny Caicedo, quien, por cierto, no ha querido participar en debates.

Danny Caicedo – Candidato a la Alcaldía de Soacha.

En conclusión, es responsabilidad de los ciudadanos y de los medios de comunicación exigir debates electorales y promover la participación activa de todos los candidatos. Los debates son una herramienta esencial para tomar decisiones informadas en las elecciones y para mantener a los líderes electos responsables de sus acciones.

Felipe Rodríguez Pérez – Periodista.

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